
G.L. Bernini, Rapto de Proserpina,particular
Si, como hemos visto en la anterior entrada, todo el cuerpo es sensible, entonces limitar nuestras posibilidades de Hacer el Amor a la convulsa frotación del pene con una mucosa cualquiera, es una triste limitación. Tanto para las mujeres como para los hombres.
Un despilfarro de terminaciones nerviosas, todas potencialmente gozosas! Miles de centimetros cuadrados de piel sin utilizar, que lastima!
Sin embargo las únicas imágenes de relaciones sexuales que internet nos enseña nos recuerdan un martillo neumático enloquecido cuyo único objetivo es perforar hasta el fondo.
La pornografía es una muy mala maestra del placer y una triste caricatura de lo que significa hacer el amor.
Y no estoy haciendo ninguna cuestión moral. Todo el mundo puede vivir su vida sexual como quiere, siempre y cuando su pareja tenga los mismos gustos.
La cuestión es otra: la pornografía nace con el objetivo de hacer dinero, no de volver las personas sexualmente mas libres: si de verdad existiera libertad sexual, el mundo del porno desaparecería en un instante.
Desafortunadamente la pornografía complace las exigencias de un gran mercado que ya existe (y que, en parte, ayudó a crear), satisfaciendo los gustos sexuales y, por desgracia, los límites, de la mayoría de los hombres y de una parte de las mujeres.
La emoción que la pornografía provoca, está toda en la cabeza. No hay ningún contacto, ni olor, ni sabor. Sin hablar de sentimientos.
De hecho, la mayoría de las personas, especialmente los hombres, vive su sexualidad sobre todo de forma mental.
El sexo, sin involucrar todos los sentidos y sin una persona de carne y huesos en los brazos (y esto vale también si hablamos de masturbación!), con sus emociones y su humanidad, es como un ratón sin lengua que intenta saborear un pedazo de queso! Sólo puede imaginar el sabor!
Pero, volvemos al punto: hay más de una consecuencia importante si nos damos cuenta de que todo el cuerpo es una fuente de placer:
– Hacer el amor no es sólo y únicamente penetración;
– Los que comúnmente se llaman preliminares, son una parte fundamental de hacer el amor.
Así, lo que a menudo se vive como algo finalizado al orgasmo se convierte en un acto gozoso de principio a fin! Y, además, los tiempos se alargan …
Pero, ¿cómo? Simple:
RECUERDA QUE TIENES MANOS.
Posiblemente conectadas a los brazos y al resto del cuerpo. E incluso tienes una boca, una nariz y una lengua.
En la imaginación de la mayoría de las personas, con las manos podemos, «por si a caso es necesario», acariciar la pareja durante los preliminares y, acabados estos (como si fueran deberes!), las manos sirven únicamente para aferrarse al cuerpo del otro durante las frenéticas y convulsas fases siguientes que, ojalá, llevarán al orgasmo de los dos o, mas frecuentemente, de sólo uno de los amantes.
Pero en la posición correcta, nuestras manos pueden llegar a todo, o casi todo, el cuerpo de nuestro amante en cada momento. Acariciarlo, masajearlo, sentir su vibración y su calor. Y esto es maravilloso! Claro, es necesario haber desarrollado o despertado la sensibilidad necesaria para disfrutar de todos estos regalos.
Por supuesto, si eres hombre, utilizando únicamente la posición del misionero, todo esto no es posible! Si no quieres ahogar tu amada bajo el peso de tu cuerpo, los brazos los vas a necesitar para sostenerte!
Pero de las posiciones hablaremos la próxima vez.
Comentad, querida gente, comentad!
Axel Cipollini con la supervisión de Laura Orsina
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